Un día, un peregrino vio un manzano muy bonito en uno de los jardines por al lado de cuales pasaba. De las ramas de este árbol colgaban unas manzanas grandes y rojas, absolutamente maravillosas, que hacían que sólo mirarlas, se le hiciera la boca agua. Viendo que no había nadie alrededor, pensó en coger algunas manzanas y comérselas, ya que no arriesgaba mucho a que le pillara alguien. ¿Pero cómo hacerlo? Hasta llegar al árbol tenía que pasar de una valla grande y un gran charco muy sucio.
Cada vez con menos paciencia, el chico decidió escalar la valla. Dicho y hecho. Con gran dificultad consiguió subir la valla y llegar al jardín, pero se rompió la camisa por culpa de un pico que sobresalía de la valla y, como iba tan deprisa, se cayó en el charco y se ensució entero.
Cuando, finalmente, llegó al manzano, cogió unas pocas manzanas, pero mirándose a sí mismo, pensó:
- Es verdad que he conseguido lo que quería, ¿pero a qué precio? ¿Ha merecido la pena? Mi mejor camisa está rota, los pantalones y los zapatos llenos de fango y estoy oliendo muy mal. Ni siquiera tengo ganas de comerme las manzanas…
Estando él así, dándose pena a sí mismo, apareció en ese momento, el dueño del jardín. Éste, viéndole, le dijo:
- ¿Buen hombre, pero tenías que molestarte tanto por unas manzanas? ¡Mira lo que te ha pasado! La verdad es que no comprendo porque intentaste cogerlas sin decírmelo. Si hubieras llamado a mi puerta y me las hubieras pedido, yo hubiera estado encantado de dártelas. Ahora ven, entra en casa para lavarte, comer algo y descansar un poco y después sigue tu camino.
Muy contento se quedó el peregrino viendo la bondad de su anfitrión, pero al mismo tiempo, apesadumbrado por su actitud, se propuso a sí mismo que no sería tan insensato.
En la vida es importante conseguir las cosas, pero a veces importa también el cómo. Existen personas que quieren tener más y para eso trabajan sin cesar, pero por lastima hay otros que prefieren robar pensando solamente en huir del trabajo y engañar a los demás.
En eeste mundo pasajero no se puede ser rico que empobreciendo a otros. En el mundo eterno, transcendente, eres rico enriqueciendo a los demás.
ce historia frumoasa! multumesc mult!
ResponderEliminarYo también te agradezco mucho por leerla. :)
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