martes, 2 de marzo de 2010

Baba Dochia

Babele

El mito de Baba Dochia es uno de los más importantes mitos rumanos, “uno de los cuatro mitos fundamentales del pueblo rumano”, según el gran crítico literario George Calinescu. Se le denomina El mito de Traian y Dochia y explica la etnogénesis de nuestro pueblo. George Calinescu decía que es el “resultado de toda una experiencia de vida”.
Hace más de 2000 años, nos cuenta Heródoto, en el norte del Danubio (actualmente Rumania), existía Dacia. Allí vivían los dacios, un pueblo de valientes pastores que se llevaban la vida disfrutando de la naturaleza de su paraíso y rezando a su Dios, Zalmoxis.
En aquella época, el rey de Dacia era Decebal, el rey de los pastores. Decebal tenía una hija, una chica guapísima, que, como todos los dacíos, cuidaba ovejas.
Un día, Dacia fue invadida por las tropas romanas, conducidas por Traian (Trajano).
La leyenda dice que Traian, el gran emperador romano, nada más que ver a Dochia, se enamoró con locura de ella. Siendo perseguida por los soldados de Traian, la joven Dochia se refugió en la montaña sagrada de Bucegi, junto a sus ovejitas. La Madre de Dios la ayuda a escaparse de los soldados, transformandola en una roca. 
Otra leyenda muy antigua nos cuenta que Baba Dochia tuvo un hijo, Dragobete, que se casó con una joven que a su madre no le gustaba. Un día frio de invierno, Baba Dochia quiso castigar a la nuera: le dio un ovillo de lana negra, diciéndole que vaya al río y que lo lave hasta que la lana estuviera blanca. La chica lo intentó, pero por mucho que frotaba, la lana se quedaba negra. Los dedos le empezaron a sangrar. Desesperada y con miedo de lo que le va a decir la suegra, se puso a llorar. En aquel momento pasó por allí un joven, llamado Martisor, que se acercó a la niña, le acarició la cabeza y le preguntó que le sucedía. Ella empezó a contarle, llorando, la historia. Para consolarla, Martisor le dio una flor blanca que se le escapó encima del ovillo y de repente, la lana se hizo blanca también. Al oír la historia de la chica, Baba Dochia se enfadó mucho. Se puso nerviosa sus nueve abrigos y se fue al monte con las ovejas, convencida, por la existencia de aquella flor, que ya había venido la primavera. Mientras la anciana subía el monte, el tiempo se hacía cada día más cálido, así que Dochia se quitó uno a uno los nueve abrigos, pero el tiempo cambió y todo empezó a helarse. Dochia y sus ovejas se quedaron heladas y se transformaron, por el frío,  en piedras.
La leyenda dice que así se formaron Babele, unas rocas de las Montañas Bucegi (Muntii Bucegi).

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